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Récord del circuito en la Vuelta al Lago Epecuén

. Publicado en: Trail

Por tercer año consecutivo se corrió la Vuelta al Lago Epecuén. La edición 2019 que contó con la presencia de más de 400 corredores en las tres distancias (63, 23 y 14k). La carrera a través del tiempo que busca resignificar el pasado y unirlo a un presente próspero quedó, por primera vez, en manos de un corredor local. El carhuense Carlos Bergesi, buzo de la Prefectura, empleó 4h31m30s para imponer una nueva mejor marca de circuito en la distancia ultra de 63km. 

"Entrené mucho. Entrené mucho pensando en que debía hacer unos 13km por hora si pretendía tener chances de ganarles a Marcelo Millán y a Leandro Vallejos (los vencedores de 2017 y 2018 respectivamente)", contó tras cruzar la meta. 

El ganador, Carlos Bergesi, agregó: "Salimos muy rápido. Vallejos nos llevó a correr muy rápido al principio y eso produjo una carrera muy rápida, incluso por encima de lo que imaginaba. Es hermoso venir de visita a mis pagos y poder ser el ganador de esta carrera. Vengo una o dos veces al año desde Comodoro [Rivadavia] para ver a la familia. Y esta vez, la carrera fue la excusa perfecta". Escoltaron a Bergesi, justamente, el pampeano Millán (4h42m52) y Vallejos (4h43m06s), natural de Brandsen.

Entre las mujeres, Candela Cerrone fue la más rápida en realizar el circuito técnico que partió, a las 4.30 del domingo 1 de diciembre, desde la plaza Nicolás Levalle para dar una vuelta completa a la Lago Epecuén y transitar las ruinas de lo que fue, hasta el 10 de noviembre de 1985, Villa Epecuén, una ciudad que supo albergar a 5000 personas para ser el segundo destino turístico de Buenos Aires, sólo por detrás de Mar del Plata. La pinamarense empleó 5h59m06s en recorrer los 63km, seguida por la santarroseña Patricia Ramírez (6h08m20s) y la también pinamarense y alumna de la ganadora, Jorgelina Acosta (6h13m23s).

En los 23km, el podio masculino lo conformaron Martín Kardaz (1h23m37s), Edgardo Ruppel (1h24m19s) y Lucas Vistarop (1h25m01s). En damas, Paola Griffa (1h29m51s), Florencia Juárez (1h38m09s) y Lucrecia Ortiz (1h41m07s).

Mientras que en los 14km, el podio masculino quedó integrado por Facundo Manzi (57m31s), Sebastián Petengaizer (57m45s) y Daniel Manzi (59m13s). Y en damas, Yanina Clair (1h05m04s), Carolina Pereira (1h06m53s) y Carola Manson (1h07m46s).

Caruhé y Epecuén

El Lago Epecuén es un espejo de agua de casi 30 kilómetros de largo, tiene un índice de salinidad más alto que el Mar Muerto. El barro con altas propiedades curativas y las aguas termales conforman un polo de atracción que hoy se centra en la ciudad de Carhué. A solo 10 kilómetros de la antigua villa inundada hace más de tres décadas.

Villa Epecuén fue fundada en 1921, y durante más de 60 años creció hasta alcanzar la posibilidad de alojar a 5000 turistas. Desde los años ´40 Epecuén era el segundo destino turístico de la provincia de Buenos Aires, detrás de Mar del Plata. Entre los factores que la destacaban aparece rápidamente que fue un centro de turismo de salud que la aristocracia porteña visitaba persiguiendo las propiedades curativas de las aguas del lago con una cantidad de minerales similares a las del Mar Muerto. En la década del ´60 el perfil turístico cambió pero siguió creciendo. Villa Epecuén llegó a tener 2 trenes diarios que llegaban desde Buenos Aires en temporada alta.

No se trata de la única curiosidad que tiene la laguna de Epecuén. Como sus aguas son muy saladas, no tiene peces, pero sí una enorme concentración de artemias salinas, un raro crustáceo capaz de una supervivencia extraordinaria. La artemia salina, que puede vivir en aguas como las de Epecuén, es la comida preferida de los flamencos australes, de tono muy rosado, que forman allí una de las mayores colonias de esas aves conocidas en el continente. Junto a ellos hay macás plateados, faralopos y otras aves acuáticas, algunas de ellas migratorias que vienen desde el hemisferio norte.

En 1985, exactamente un 10 de noviembre, el agua lo cambió todo. Las inundaciones en las Lagunas Encadenadas del oeste bonaerense hicieron crecer las aguas en proporciones extraordinarias amenazando a gran cantidad de ciudades en la región. Cuando se abrieron las compuertas de la Laguna de Guaminí, la última de las encadenadas, el Lago Epecuén desbordó un gran terraplén e inundó las calles del pueblo. El ingreso del agua fue tan veloz que mucha gente no pudo sacar sus vehículos, apenas algunas pertenencias. En pocos días lo que había sido una pujante villa turística quedó sumergida bajo el agua.

Las ruinas de Villa Epecuén permanecieron bajo el agua salada durante casi 20 años. El agua del lago recuperó su alto índice de salinidad a medida que decrecía su caudal y esa sal fue transformando todo. Hoy esas ruinas están rodeadas de árboles blancos, impregnados de una combinación mineral que los emparenta con el mármol.

Las ruinas de Villa Epecuén son hoy Patrimonio de la provincia de Buenos Aires y parte del impulso turístico generado la ciudad de Carhué, a solo 10 kilómetros. El lugar volvió a ser un centro termal con propiedades curativas como lo fue antes de la gran inundación. De esa forma, la unión del pasado con el presente, con la Vuelta al Lago Epecuén, fue una sensación única que experimentaron todos los corredores. Por ello, esta carrera, una vez más, se trato de correr más allá del tiempo en un lugar que busca y debe ser recordado como la gran villa turística que albergó a miles de personas en las décadas del ´60, ´70 y mitad de los ´80.

Artemias, flamencos, salinidad extrema. El Lago Epecuén quiere recuperarse. Desde que las aguas bajaron, se empezó a ver de nuevo playitas y pequeñas bahías cubiertas de blanco. De lejos, parece nieve. De cerca es como una espesa capa de sal gruesa que se forma en los lugares más protegidos de la costa. Son cristales de sulfato, que no hay que confundir con sal gruesa. 

Vuelta al Lago Epecuén es una prueba de trail running, en la que no sólo se trata de correr sino que es hacerlo a través del tiempo. La Vuelta al Lago Epecuén 2019 cuenta con el apoyo del Municipio de Adolfo Alsina, Optitech y Sox.

Fotos. Graciela Zanitti